Recordarte hoy me desgarra el alma libando el pensamiento en cada lágrima.
Sobre las teclas de un piano doblego los sentimientos; se nubla el sentido y llueve tras mis ventanas.
El viento grita tu nombre, pero nadie responde nada. Soplo la rabia contenida, al no poder besarte e inhalo el abrazo que tras la partida me dejaste, y… ¡no quiero, no quiero, no quiero hoy recordarte!, porque recordarte hoy es asumir que no gozo tus andares, que no huelo tus suspiros, que tu mirada ya no percibo, que te marchaste con mis latidos, que en este plano ya no estás vivo y porque helaría al mismo Sol, porque hoy estés conmigo…
En memoria de mis difuntos.
MEGT Eugenia Tavío
Mil alas milpean en el centro de mi Edén, sobre los pétalos otoñales que dejaste del ayer.
Delicados, sobre laureles se conservan los suspiros que en cascadas fueron compartidos.
Salvajes lenguas y erectos sentimientos entre labios humedecidos, se arropan hoy, bajo el cuerpo envejecido.
El deseo intacto en mis pupilas, deshace, entre las manos, las dunas de un tiempo por destino.
Y pliega aquel cálido viento anclado al paso estelar que sobre nenúfares a Universos vio llenar.
Llega la Luna que en mi cama el deseo cubrió y mientras adormece mis recuerdos, siento el despertar.
Y estoy ahí, en la cumbre del sentido compartido, donde no me ves y la vereda de mi latido es percibido.
MEGT Eugenia Tavío
– Restó las penas,
+ sumó la vida,
x multiplicó la felicidad
y comprobó que
= las matemáticas
sí eran exactas.
MEGT Eugenia Tavío
Solloza niña, que rota, acongoja el alma entre bastas rocas,
Que ciega, te atropellas en la torpe condena, anexa a su pesar.
Tal te envuelves sobre las olas convertida en blanca espuma,
que hasta el rudo murmullo de los cayaos, rompe su cantar.
¡No andes lunática, meciendo las frías noches sin poder soñar!
- te dicen al verte pasar-
que ahogado, él sólo anidó en tus aguas, para hacerte naufragar.
No seas el llanto de su reflejo, que perdido riela sobre el mar,
Sé pétalo del viento, beso del Alba, perfume en la caricia Lunar.
Silencia la hiedra y trepa los muros que hoy te impiden volar.
Aclara el sendero de tu vida, que sí venenosa es está enredadera,
las silenciosas lenguas, entre dulces murallas, lo son aún más.
MEGT Eugenia Tavío
Aquí, bajo el suave balanceo
del roce de tu cuerpo entre mis brazos,
entre sueños a escondidas
y besos robados.
Aquí, desnuda sobre la arena,
sentadas en mis caderas
me empapo de dulzura
en la paciencia de la acedera.
Aquí, en mis pensamientos
donde la ilusión de un te amo
me lleva al recuerdo de tu aliento
en el imaginario y saláz cuento.
Aquí, entre retales de rosas blancas,
caminos de verdes calas
y amapolas moradas
en mi paraje de enamorada.
Aquí, donde soñar no cuesta nada
entre libélulas azul y malva,
donde quedo arropada,
entre mariposas y hadas.
Aquí, envuelta en la brisa serena
de tormentas de hierbabuena
entre orquídeas perfectas
sobre azahares y menta.
Aquí, en la mirada,
en la profundidad de lo eterno,
cómplices de invierno a invierno,
fugaces en la nada.
Aquí, con caricias de arena blanca
envolviéndome el alma,
divisando, una vez más,
el mar al alba.
Aquí, en mi piel de luna
y manto estrellado.
Aquí, justo aquí;
aquí, te sigo esperando…
MEGT Eugenia Tavío
Tendía la tristeza sobre las duras
y amargas liñas de la vida.
El amanecer de sus labios se convirtió
en eterna luz de luna.
La suave seda de su cuerpo,
parecía migaja de blanco lino
y el paraíso que por ojos tenía
eran ahora, el fuego del seco
desierto perdido.
Su sexo había muerto en las batallas
de la ausencia de secretos perdidos.
Llora el viento en la tormenta de sus entrañas,
sin remedio, se ahogan en el oasis
de la demencia sus latidos.
MEGT Eugenia Tavío
Vuelan, libres, los doscientos caballos que presos en mi pecho estaban.
Desterrados, galopan, ahora, incesantes a tu encuentro
bajo el ocre del atardecer, en una noche de verano.
El aleteo de tus párpados me guían en un cielo de arco iris bajo el blanco, azul y malva.
Revolotean las mariposas entre las hadas.
Vuelo, sobre las prestas águilas doradas de los amaneceres, envuelta bajo tus alas.
MEGT Eugenia Tavío
Dime Luna
de dónde es tu brillar
que en ti veo el amor
que me hace iluminar.
Dime Luna
si el tiempo detienes con su mirar
que el mío sin tregua se acorta
al sentir su alma llegar.
Dime Luna
cómo reflejas tu amor en el mar
que yo, por celarle, ni sombra
logro poderle dar.
Dime Luna
que al alba sus besos me dará
y al viento entre orquídeas blancas
su aroma me entregará.
Dime Luna
que de mí hoy le hablarás
le contarás que un amor entre luces
ni el infinito, se atrevería a apagar.
Dime Luna
que este sentimiento tu mecerás
entre menguantes en cama de besos
y crecientes en pasión estelar.
Dime Luna
por qué no te puede mi luz abrazar
si eres mi única razón al despertar
y al verte, vuelvo a soñar…
MEGT Eugenia Tavío
Soy golondrina en el paso blanco
entre el azul y el amarillo,
inventando verdes y naranjas,
por un amor que no es mío.
Soy gaviota surcando mares,
dibujando hambre,
entre amores escondidos.
Y soy ave de la pasión
y del fuego, en el olvido,
esperando por los besos,
que me lleven al Olimpo.
MEGT Eugenia Tavío
Volverá a amanecer
en cualquier momento
y entonces, quemarán
en mis sábanas
las lágrimas de Luna,
por no llevarte dentro…
MEGT Eugenia Tavío
Porque aún siendo pedazos, somos uno entero
sujetos a hebras que cuelgan de nuestro suelo.
Y en la lucha por mantenernos vivos, entre muertos,
nos arrancamos las entrañas, por no romper los sentimientos…
Porque somos uno, en pedazos envueltos.
MEGT Eugenia Tavío
…cae sobre mí,
cómo caen las hojas
en otoño;
en tempestad,
con la lluvia,
a tu antojo…
MEGT Eugenia Tavío
De “Los Cuentos de Ruth”
…A veces, en los silencios, el corazón suena en la cuerda simbólica que atrapa al sin sentido, donde las notas te encierran en el canto del olvido.
Allí, galopante sobre la fuerza de los latidos que anudan las palabras que de una forma u otra, unidas, se aprisionan sin decir nada, se rompe en mil pedazos, por no albergar ya, ni el roce de la esperanza bajo la espera y ahora, es esa lágrima que seca sobre el pañuelo de seda; dura sobre la tela del tiempo; débil ante el lavado de mil pensamientos…
MEGT Eugenia Tavío